sábado, 19 de julio de 2008

La Roca


Me levanto y avanzo. Voy hacia la roca.

Llevo un martillo y me acerco con una clara decisión.

Toc. Toc…

La roca no cede. Otra vez los golpes han sido en vano. Toc. Toc.

Toc.

Me retiro reflexivo. Ya sé. Volveré en otro momento con la voluntad de enfrentarla.

...

Agarro una tenaza. La pruebo bien y me ilusiono. No puede fallar –pienso-, es una tenaza y al morder la rispidez de la piedra tendrá que desgastarla indefectiblemente.

Grrr. Grrr.

La tenaza opera y persiste.

Grr. Grrr.

Retiro un segundo la tenaza y observo. La piedra está impecable y se muestra altanera. Ha vuelto a sacarme la lengua. A mirarme burlona y rozagante.

-¿Rozagante?

Sí, la maricona se aprovecha de cierta debilidad. Y se ufana de su fortaleza.

Ya sé. Ja ja. Ya sé.

Me retiro con el pensamiento festivo.

Vuelvo sonriente. Como un niño que elucubró su travesura.

Ahora sí…
.

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