martes, 25 de noviembre de 2008

Velitas...


Desafío al duelo. De frente y sin titubeos.

Persisto con la ilusión de sostenerme inalterable.

Alzo mi cabeza, pongo mi puño en alto. Me ofrezco juramento…

Presentaré batalla.

Sin violencia pero con determinación. Con la fuerza de quien quiere permanecer y se enfrenta a los caprichos de la naturaleza.

De pie.

Resistiendo.

Como evitando la caprichosa certeza. Que vendrá inevitablemente a buscarme. Para exigirme una respuesta.

De ahí debe venir la eternidad de mis duelos. Una técnica imperfecta que no acepta que el juego terminó. Que ha pasado el otoño, el invierno, la primavera…

Que hay que decidir de una vez y para siempre. Aunque el mundo concluya chiquito y se exhiba precario.

La torta está otra vez con la velita encendida. Esperando el soplido anual y recurrente.

- Felicidades.

El tiempo ha vuelto a imponerse. Ostenta el triunfo de quien gana sin mayores esfuerzos.

- Fffffffffffff

El tiempo me habla, pero yo le contesto.

Se apagan las velas y empiezan a levantarse las copas. Son varias caras de feliz cumpleaños en movimiento.

Después volverán a armarse las circunstancias de distracción, que comenzarán a manifestarse mientras se acerquen a un año más.

Pasarán 364 días hasta volver a tomar aire y efectuar el soplido certero.

Después de todo la vida no es tan compleja. Sólo pugna por manifestarse.

La velita está apagada. Mientras todos me miran…

No creo que haya mucho por hacer. Y qué, yo soplo de vuelta.



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lunes, 24 de noviembre de 2008

Sonrisas Socarronas


Me pregunto sobre la funcionalidad de la crítica destructiva. Y me parece observar que tiene un efecto positivo sobre quien la realiza, o curativo si se quiere.

Sospecho que algún beneficio tendrá quien parece regocijarse mientras despacha puñaladas. Digo, palabras ofensivas.

En la Argentina muchos de los programas de mayor rating tienen el espíritu de hacer críticas destructivas. Con sonrisas muchas veces socarronas hacen foco en otro que procuran destruir a fuerza de violencia verbal.

La viveza criolla ha agudizado el ingenio para desplegar desde el estrellato una actitud maliciosa.

Reírse, burlarse, ridiculizar…

Las víctimas son diversas. Periodistas, actores, deportistas, políticos…

Muchos han sido blanco de la actitud dañina que revela la crítica destructiva.

Un público de adeptos entusiastas de lo hiriente celebra las maestrías de la bajeza. Esa capacidad elocuente de atentar contra personas que han sido focalizadas por cierto protagonismo, y que serán las víctimas predilectas.

En la Argentina pareciera que hay un mercado interesante dispuesto a consumir a quien enuncia las críticas más dañinas. Aplausos, besos y autógrafos no le faltan a aquel que es capaz de dar golpes bajos.

Pienso en los periodistas más notables de este país, en el deportista más destacado, la modelo más perfecta, los mismísimos presidentes…

- Muchos se lo merecen, Juan Manuel.

Ufff….

- Dos párrafos más, ya termino…

La Argentina merece una actitud positiva. Una crítica sana e inteligente.

Una crítica constructiva.



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miércoles, 5 de noviembre de 2008

La Insinuación


El otro día me preguntaba si al fin y al cabo no era más que una insinuación.

Creo que me enfrenté con la inquietud y resolví hacerme cargo de la situación.

Nos miramos de frente y golpeé la mesa…

Toc. Toc.

Esta vez me voy a escuchar.

Una insinuación es tal vez una intención con convicción que amenaza con manifestarse.

- Mirá vos.

Ahora sí. Ahora sí…

Como una bolilla que rueda en la ruleta sin parar dispuesta a anunciar la noticia.

Primero una vuelta. Después otra vuelta. Una vuelta más. Otra.

Gira, gira, gira.

- ¿Qué hace?

Gira.

Se reduce la incertidumbre. Se cierran las posibilidades en favor de un mundo más chiquitito y definitivo.

Ahí va a caer…

La insinuación es mi promesa del ser que se revela incumplida.

Mmmm.
.



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