jueves, 17 de diciembre de 2009

El Enojo



El enojo en mi caso siempre es fundado.

Siendo una persona que me considero racional y justa, no podría ser de otra manera.

No lo manifiesto con grito, golpe de puños o tirando la piedra al blanco perfecto.

Pero lo percibo silencioso e intenso.

Se me presenta, viene a buscarme, me toma. Y ahí está.

Algo en mi interior se dispara como consecuencia de un hecho, una noticia o hallazgo. Una batucada íntima parece reclamar la acción.

Que golpee la pared, diga por fin la mala palabra, frunza el seño, rompa lo que tengo a mano…

- Vamos, dale. Hacelo de una vez. Tonto, tonto. Dale…

Me quedo en silencio. Observando el enojo y sus fundamentos.

Hasta que decido revelarme con determinación…

Escribiendo.

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