martes, 2 de febrero de 2010

Mi Silencio



Creo que el motivo de este escrito es atraparlo, agarrarlo del cogote y callarlo de una buena vez.

Por eso recién debo haber acelerado los pasos. Porque lo advertí, lo vi, lo encontré…

Ahora sólo tengo que cumplir mi propósito. Hacer justicia y terminar con esto.

Me tiene realmente cansado, agobiado para ser más exacto. O podrido para sintetizarlo con precisión.

Todos los días está, pero hoy, justo hoy, fui tan tonto que lo dejé venir con toda la fuerza. Recién ahora advierto mi torpeza…

Pero se terminó. Se terminó.

Lo vi, lo encontré y ahora lo voy a callar para siempre. Para que se termine de una vez su juego. Que está claro, no lleva a ninguna parte. Confunde, perturba, aturde…

Todo empezó cuando decidí viajar en auto con la radio apagada cinco horas. Solo, con la radio apagada, la música apagada.

Sólo yo y el silencio.

No lo hice sin darme cuenta ni con una pistola en la cabeza, sino porque necesitaba escucharlo.

Así que arrancamos al mediodía y nos marchamos juntos. Pero al poco andar comenzó todo. Escuché conversaciones pasadas, sentí conversaciones presentes, oí conversaciones futuras.

Oí lo que yo pensaba en ese momento, hace un tiempo, lo que pensaría en el futuro. Oí lo que pensaba otro, también en el pasado, presente, futuro. Oí amigos, amigas, tíos, primos, padres, hermanos…

Un auto repleto de gente no hubiera hablado más que este silencio chamullero.

Ahora me di cuenta, hoy lo descubrí.

Por suerte hoy lo vi. Porque venía molestando desde hace años. Así que ahora lo tengo acá al ladito, quietito.

Tienen que verme la cara de felicidad por haberlo atrapado.

Debería permitirme un párrafo para cierta saludable contradicción…

No diré que es malo el silencio, porque es enriquecedor, esclarecedor. Muchas veces es buenito, nos dice cosas lindas, remarca momentos inolvidables. Nos vuelve a decir la frase perfecta, la que no olvidaremos nunca. Porque nos gusta, porque es arte, porque eso sí, eso sí es intensidad.

Pero hoy estoy enojado, así que espero con este escrito que yo haya aprendido. El silencio reciba unos buenos sopapos.

Y por hoy, al menos por hoy, no me hable más.
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2 comentarios:

  1. Querido Juan Manuel, debo decirte que me agrada la sinceridad que transmite tu escritura.
    Sobre lo que describís hoy, sólo me permito compartir una mirada sobre lo que considero una trampa del pensamiento: no creo que podamos saber lo que vamos a pensar en el futuro...
    Un brazo

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  2. Continuar siendo otro entre otros y con otros, parecería que cada tanto ocasiona estos chamullos internos y continuidades...para mi la vida de eso se trata, de vivir sabiendo escuchar y hablar. Y cuando es necesario levantar la voz. Frente a toda clase de dichos: reales, fantaseados, propios y ajenos.
    Saludos!

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