lunes, 5 de julio de 2010

Inquietud


C
uando pasan algunos días y no escribo hay algo que falta. No podría precisar qué, aunque cierto vacío repercute desde el interior reclamando presencia.

Ahora, nomás, vengo a la hoja en blanco. Tal vez con el propósito de facilitar la expresión de ese vacío que inquieta. Se anuncia desde cierta insinuación con el claro propósito de emerger para revelarse.

De aparecer de repente y mostrarse ante los ojos de todos.

Es claro que no puedo abordar el vacío con ánimo de encerrarlo. De agarrarlo entre mis brazos, alzarlo y mostrarlo como un trofeo.

Pero procuro aproximarme, en puntitas de pie. Con el propósito de percibirlo, escucharlo o entenderlo.

Así que aquí estoy, expectante.

Hay algo en esa sensación interna que reclama atención. Me dice que ponga los ojos sobre ella y los deje ahí por un momento.

De modo que procuro detener la ansiedad. Permanecer en los párrafos y sostener la mirada. Con el deseo que impulsa el descubrimiento.

Mientras el vacío me mira como insinuándome locura. Pensando para qué he venido a buscarlo. Reclamando una explicación por el descaro de la intromisión.

Y yo sólo lo observo.

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