viernes, 22 de octubre de 2010

Recluirse


Es raro desear recluirse, escabullirse del mundo, procurar reencontrarse con la soledad.

En mi caso suele ser una elección que tomo con vocación y entusiasmo.

Procuro salir del aturdimiento de un mundo que a veces abruma, y permitirme una instancia de encuentro con la soledad.

Suelo apagar la tele, la radio…

Cerrar las persianas.

Esto último no, pero sonaba pintoresco. Por qué no apuntarlo.

Lo distintivo de la soledad es que el mundo exterior permanece ausente, mientras cobra relevancia el silencio y la introspección.

Es ahí cuando la persona puede encontrarse consigo mismo. Hablarse de frente, preguntarse.

Y responderse.
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