lunes, 9 de enero de 2012

Escribo


Yo escribo con espontaneidad. Eso lo hago por convicción. No por otra cosa.

Aunque es cierto también que lo hago porque de otra manera no escribiría. No creo en la escritura forzada, sacrificada. En las correcciones sistemáticas y abusivas.

Prefiero el error a la impecabilidad.

El ser humano es más errante que infalible.

Y aunque se busque la perfección, la exigencia, siempre habrá una manchita. Una cuestión que puede repararse para asentar la inconveniencia.

De una palabra, de una frase.

Una metáfora que no era la más indicada.

Y tantas cosas más.

Que develan el fallido propósito de la corrección.

Así que yo escribo desde la espontaneidad. Para honrar la naturaleza del ser humano, y disponerme a este acto de disfrute.

Que de otra manera quedaría invalidado por el esforzado, sufrido y detestable trabajo que supone la corrección.

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