sábado, 17 de septiembre de 2016

¿Sabemos quiénes somos?


Hace tiempo que escucho hablar sobre quiénes somos y me inquieto un poco al respecto. Al principio me preguntaba, pero cómo puede ser que no sepamos quiénes somos. No podemos ser tan tontos de convivir con nosotros mismos y no saber en verdad quiénes somos. Si hace 20, 30, 40 años que convivimos con nosotros lo menos que deberíamos saber es quiénes somos.

¿No?

Esas inquietudes tenía hace un tiempo y todavía tengo. Porque es cierto que es muy relevante conocerse y poder descubrir en algún momento quién carajo somos.

De lo contrario somos extraños a nosotros mismos, tomamos decisiones desafinadas con nuestra persona y actuamos como marionetas que en vez de ser comandadas por nuestra voluntad, son guiadas por otras cuestiones. Las circunstancias, otras personas, el ego o quizás muchas.

Muchísimas cosas más.

De manera entonces que primero y principal sería bueno conocerse. Es decir, sería conveniente conocerse. Para eso tal vez hay que aquietarse. 

Detenerse.

Mirarse un poco en el espejo y preguntarse. A ver Josecito, ¿quién sos? Y detenerse un poco ahí. Mirarse tranquilo hasta comprenderse con mayor fidelidad. Con la mayor objetividad del mundo. 

Ahí tal vez lo mejor es no usar palabras y quedarse en silencio. Esto sería más o menos así.

Josecito se detiene en la vida. Se pone frente al espejo. Y mira.

No dice nada.

Mira.

¿A quien? 

A Josecito. Mira qué ha hecho los últimos días, las últimas semanas. Los úlltimos años.

Que ha hecho en verdad Josecito, cómo se ha movido. Cómo ha interactuado con los demás. Qué emocionalidades ha tenido en las distintas circunstancias. Cuáles han sido sus deseos. Qué ha hecho con ellos. Hacia dónde ha ido en verdad. Qué miedos ha tenido, cómo ha resuelto sus cuestiones. 

En fin.

Josecito sabrá qué ver y qué preguntarse. Lo importante es quizás que se detenga, se mire frente al espejo y se observe.

Sin mentirse.

Después es cosa de Josecito lo que quiera ver. O darle lugar a lo que le de mayor relevancia. 

Tal vez luego de esa exploración que parecería conveniente hacer en forma habitual, esté listo para saber quién es o quién ha estado siendo.

Luego decidirá si es mejor ser el mismo o prefiere cambiar en algunos de sus aspectos.

Nadie le va a decir a Josecito qué es lo que tiene que hacer.


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